A Colombia le da miedo surgir, siempre vive atado a unas cadenas y no ha superado la dependencia hacia otros países. Siempre todo lo que producimos aquí se vende a un precio poco beneficioso para los campesinos, productores de estos. Preferimos vender cantidad a vender calidad, nunca le damos el valor agregado a las cosas, porque preferimos vender materia prima a vender procesado, que es lo que daría ganancia y reconocimiento a nuestro país. Colombia cuenta una cantidad de recursos exorbitantes, sin hablar de las capacidades que muchos poseen, pero que se pierden simplemente por la falta de disciplina y constancia, la falta resiliencia.
Aunque en Colombia la gente es muy compartida, no buscan el bien común, mantienen siempre una actitud de singularidad, buscan primero el bien personal y después el bien del otro, cosa que en otros países no se ve y que desde pequeños se les enseña a pensar en los demás antes que en uno mismo, porque saben que si el otro está bien, yo puedo estar bien y así todos estaremos bien, o por lo menos fuertes y unido para superar cualquier dificultad. Los colombianos no somos pobres, pero si nos aferramos a esa costumbre de estancamiento, pensamos en el problema y no en dar solución y eso nos lleva a seguir en dónde estamos.
El día que los colombianos empecemos a trabajar por un bien común y no pensando en hacerle la zancadilla al otro, podremos surgir como potencia, incluso con el poder de superar a los países que hoy en día estan más desarrollados.
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